Si se le pregunta a cualquier profesor por si tiene en su clase algún alumno apático dice que si. Esto se debe a que los alumnos están acostumbrados a seguir las directrices marcadas por el profesor y muchas veces si se les pregunta si prefieren una forma tradicional, como la que tienen para dar clase, que una forma en la que ellos tienen que intervenir te responden que si. Por eso todos los profesores debemos lograr que los alumnos se involucren, y una forma que iniciar la realización de este objetivo es introduciendo los principios de una enseñanza basada en el alumno y en su aprendizaje. Por eso Weimer, el cual publicó el libro "Enseñanza centrada en el aprendiz. Cinco claves para la práctica", nos ayuda a lograrlo. En primer lugar nos dice es que hay que compartir la responsabilidad del aprendizaje con los alumnos dejándoles participar en la decisión de las normas de funcionamiento, la metodología a utilizar, y la evaluación de su aprendizaje. Nos propone por ejemplo que podríamos dar opción de elegir un tema, para trabajar en un proyecto, entre los temas trabajados en clase. Esto es cierto que ayudaría a que los alumnos fuesen más participativos y más autónomos. En segundo lugar nos dice que no tenemos tanto que dar el contenido de la asignatura, como usar ese contenido como forma de desarrollo de estrategias de aprendizaje que le hagan al alumno reflexionar, ser autónomo. Por eso se seleccionarán aquellos contenido que le sirvan al alumno para su vida. En tercer lugar nos dice que nosotros como profesores tenemos que hacer un diseño del programa, con una programación, una aplicación y una evaluación que además de que con ella los alumnos aprendan, también que les sirva para que aprendan algunas estrategias de aprendizaje que les sirvan y que les faciliten el aprendizaje. Por eso el docente es el que facilita el aprendizaje y el que tiene todos los medios para lograrlo o no. En cuarto lugar, nos advierte que no porque el quiera crear un aprendizaje centrado en el alumno, este tiene que tener toda la responsabilidad. El alumno tiene responsabilidad parcial en el aprendizaje puesto que el que sigue diseñando los contenidos y guiando la enseñanza es el profesor, aunque los alumnos puedan autoevaluar a otros compañeros o a sí mismos, o por ejemplo buscar por su cuenta información que deben contrastar. Por último nos insiste que la función de la evaluación es que los alumnos tomen conciencia y avalúen su aprendizaje para que se den cuenta de que pueden mejorar y obtener mejores resultados.
Como todo profesor hay que replantearse el aprendizaje que se imparte en el aula, y valorar la posibilidad de rehacer el método que utilizamos en nuestras programaciones para así adecuar nuestras programaciones a la realidad de aula que cada profesor tiene. Yo por ejemplo presto más atención a la hora de programar mi asignatura a la redacción del programa de la misma, a ver que contenidos van a presentar mayor dificultad para los alumnos, a seleccionar las actividades que voy a utilizar para dar las clases, a plantear la evaluación del curso y los criterios de evaluación para que los alumnos los conozcan con anterioridad. En comparación con los 12 pasos que propone Fink para la realización de una programación, desde la perspectiva del modelo integrado, tendría que repensar mi actuación educativa puesto que me he olvidado de lo más importante, que los alumnos tienen que autorregularse, y participar en su aprendizaje de forma activa. El conocer el contexto, es decir, saber que no todos mis alumnos son iguales y que tengo que atender a las necesidades de todos ellos, además de identificar las metas que quiero conseguir son ellos, seleccionar unas estrategias de enseñanza que les ayuden a adquirir los conocimientos y reflexionar sobre ellos de forma integrada, ayuda a conseguir crear un aprendizaje centrado en el alumno.
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