Estas cuatro fases representan de forma general una sucesión donde el alumno avanza a lo largo de la realizazcion de la tarea, pero no están organizadas jerárquicamente. Si estas fases se dan de forma simultánea se produce un interacción entre los procesos y sus componentes. Los procesos de autorregulación empiezan en la fase de planificación en la cual los alumnos se establecen objetivos mientras que se activa el conocimiento sobre la materia, se piensa en las emociones y la motivación para la realización de la tarea, se planifica el tiempo y el esfuerzo que se va a utilizar, y se piensa en la tarea. En la fase de autoobservación se trabajan las actividades que van a ayudar al alumno a darse cuenta de su cognición, de la motivación, del afecto, del esfuerzo y del tiempo; asi como de las condiciones de la tarea que va a realizar, es decir el contexto en el que el alumno realice la tarea. Una vez conocidos los resultados de la fase anterior se realizan las actividades de control, las cuales se caracterizan por la selección y la puesta en marcha de las estrategias de control. Se controla tanto el pensamiento, la afectividad, la motivación, como las actividades relacionadas con el tiempo y el esfuerzo. Finalmente está la fase de reflexión en la que los alumnos realizan los juicios y reflexiones acerca de la ejecución de la tarea comparándola con la valoración de los criterios dados por ellos mismos y por el docente, con los motivos del éxito y con el comportamiento futuro que se ha decidido tras realizar la actividad en el contexto determinado. Lo que más destaca de este modelo es que se tiene en cuenta el contexto ya que puede ser modificado por los alumnos.
Las tareas las cuales no necesitan autorregulación son aquellas que se llavan a cabo por la propia experiencia del alumno en la tarea.
(Publicado el 26 de Enero)
(Publicado el 26 de Enero)
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